Mikel Erentxun encandiló a su público en El Veintiuno
Desde que Mikel Erentxun iniciara junto a Duncan Dhu su trayectoria musical han pasado ya 40 años, que se dice pronto. Pero, contrariamente a otros artistas de los 80 que han perdido ya todo su brillo, este donostiarra nacido en Caracas sigue manteniendo su poder de seducción.
Hace ya semanas que se habían agotado las entradas para su concierto en El Veintiuno, que se vio abarrotado por un público con claro sesgo generacional, ya que prácticamente nadie de los presentes bajaba de los cuarentaybastantes. De hecho, resultó curioso ver a una chica de más o menos 20 años (es de suponer que arrastrada hasta allí por sus padres), que miraba con cara de asombro y sorpresa toda la euforia «mikelista» desatada a su alrededor.
Por lo demás, la actuación que ofreció en El Veintiuno, en el marco de su 13° aniversario, no difirió en exceso de la que realizó justo ahora hace dos años en el Auditorio del Palacio de Congresos. Salvo que esta vez, tristemente, no interpretó ninguno de los tres temas que compuso junto al gran Rafa Berrio (que tocó en Periferias 2013) y que sí cantó la otra vez.
En 2021 Erentxun se presentó totalmente solo (bueno, le acompañó su pequeña hija Dakota en un villancico), y esta vez venía de nuevo en formato acústico, pero acompañado por la cantante y guitarrista cántabra Marina Iniesta, componente del trío Repion, con la que dio forma a un repertorio basado tanto en temas de Duncan Dhu como en los de su repertorio en solitario.
Es difícil encontrar una canción que no hable de amor (o desamor) en un cancionero como el suyo, que, musicalmente, tiende siempre al pop y a la melodía, aunque siempre contaminado de rock, folk y sonido americana. Puro romanticismo en píldoras pop.
Inició su actuación con Flores y café, uno de los temas de Septiembre, editado este mismo año. A partir de ahí fue desgranando sus canciones ante el entusiasmo de sus fans. Desde luego, si Erentxun se hubiera callado no habría importado: el público habría seguido cantando en su lugar.
Siguió con dos de esos temas en los que se hace patente la huella de Bruce Springsteen y Tom Petty en su música: Cicatrices y California. El aroma folk-pop de Mañana condujo al primer tema de Duncan Dhu de la noche, Entre salitre y sudor. Después llegarían la balada Ángel en llamas (que cantó con Marina), A tientas o Vasos de Roma y Ginebra.
La bonita melodía de Tú y yo esconde, por otro lado, una loa a la épica amorosa. Después, con Erentxun sentado al teclado, se pudieron escuchar dos temas. El primero fue ¿Quién se acuerda de ti? en el que Mikel mostró su faceta más beatleiana (e incluso lennoniana) y que protagonizó uno de los momentos cómicos de la velada, cuando un espectador en medio del tema soltó un estentóreo «olé!», lo que provocó la incontenible risa del donostiarra. El segundo tema al teclado fue el romántico Oh, Siena.
Y llegó después uno de los temas más esperados, A un minuto de ti, su primer hit en solitario, coreado por todo el mundo a pleno pulmón. Se dio un respiro y dejó que Marina luciera su poderosa voz en la canción Barrio Somavilla de su grupo Repion.
Acto seguido, Erentxun dijo que después de escuchar esa magnífica voz, a él solo le quedaba tirar de sus «bombas». Y dicho y hecho, hit tras hit, encandiló al público encadenando tres pelotazos de Duncan Dhu: Una calle de París, Esos ojos negros y, para rematar la faena, el archiconocido Cien gaviotas. En el obligado bis ante el embravecido público, interpretaron Cartas de amor, con su toque folkie, y otro gran éxito que no podía faltar, En algún lugar, uno de sus temas más emblemáticos, que contribuyó a incrementar la sensación de fiestón total entre el personal.
Una vez acabada su actuación la música seguía en la cabina con Ponlaúltima DJs, el dúo que forman Edu y Lorena, embutidos ambos en reivindicativas camisetas de Periferias.
Fue muy curioso que el tema con el que abrieron su sesión fuera la versión que Amaia grabó del inmejorable Malos tiempos para la lírica (título muy adecuado para la situación cultural que vive Huesca) de Golpes Bajos para la película Mañana es hoy de Nacho García Velilla, cuya banda sonora es de… sí, lo han adivinado, el oscense Juanjo Javierre. Gran carambola. Después Edu y Lorena siguieron infectando la atmósfera sonora con grandes temas de los 80 para no defraudar así al público de Mikel Erentxun. ¡Bien jugao!
Texto: Luis Lles
Fuente: Diario del AltoAragón